LIBRO GENEALÓGICO

 

ENFERMEDADES EN LOS PRIMEROS DÍAS DE VIDA

ENFERMEDADES EN LOS PRIMEROS DÍAS DE VIDA, por cortesía de mundoAnimalia.com 

Con el siguiente artículo nos proponemos entender por qué sólo un profesional, con la ayuda de un veterinario, está capacitado para criar animales. Nada más nacer, el cachorro es sometido a una serie de amenazas que pueden poner en peligro su vida, y comprometer su futuro en lo que a salud se refiere. La etapa correspondiente a las dos primeras semanas de vida de un perro, es la que centra el interés del presente artículo, que busca dilucidar cuáles son esas enfermedades a tratar única y exclusivamente por profesionales.

 

Cuestiones generales.

 

Aunque parezca obvio, lo primero que debe tenerse en claro ante el alumbramiento de un animal es que el cachorro, cuando nace, es muy frágil. Padece, en general, de una inmadurez fisiológica que se traduce en anemia (debido a una carencia hemoglobínica similar a los humanos recién nacidos), un pobre funcionamiento renal y unos reflejos neuromusculares aún subdesarrollados. A todo esto, se le añade que el 82% de su cuerpo sigue siendo agua, que carecen de grasa subcutánea y que no tienen forma de contrarrestar temperaturas adversas hasta pasadas varias semanas de vida. En definitiva, es fácil que se deshidrate o que sufra hipotermias, y, por lo tanto, las primeras consideraciones pasan por asegurarse de que la humedad ambiental no baja del 60%, y que la temperatura oscila entre los 27 y los 32 grados. De este modo, es más fácil mantener la temperatura corporal del animal por encima de 36º C, evitando problemas inmunitarios y digestivos. Pero aun así, sigue siendo una criatura extremadamente frágil, a la que le afectan desde cuestiones genéticas, a la propia asistencia durante el parto, e incluso el estrés ambiental.

 

Enfermedades del neonato

 

– Hipoxia neonatal

La hipoxia se refiere a una disminución de oxígeno debida al mal funcionamiento de los alvéolos pulmonares, y es una amenaza muy seria para la salud del animal, a la que se expone precisamente en los primeros días de vida. De hecho, se deriva de una mala asistencia en el parto: si no se consigue una primera inspiración intensa (debido a un alumbramiento demasiado lento) o si durante el proceso se rompen las bolsas fetales del canal del parto, se puede incurrir en el error, y en ese caso el único tratamiento posible requiere la succión de laringe y faringe con una jeringuilla, mientras se realizan masajes torácicos para estimular la respiración. Además, conviene tener a mano una mascarilla de oxígeno, por lo que queda sobradamente demostrada la importancia de un profesional, que esté capacitado para asumir tales riesgos, y sepa aplicar reanimaciones enérgicas en los cachorros.

 

– Deshidratación

Una de las muchas obligaciones que tiene el criador para con su nueva camada, pasa por pesar a los neonatos a diario, para poder detectar casos como, por ejemplo, el de la deshidratación. Una de las causas de que el animal no aumente su peso a ritmo diario puede ser precisamente ésta, que se da cuando deja de ingerir la leche de su madre, o cuando la humedad es de menos del 35%. Mal tratada, una deshidratación puede acabar en hipotermia, poniendo en serio peligro al afectado.

 

– Hipotermia

Un cachorro recién nacido pasa por un proceso de aproximadamente un mes de duración hasta alcanzar la temperatura corporal adecuada. Durante ese periodo están expuestos a enfriamientos excesivos (en especial en camadas pequeñas), hipotermias que pueden llegar a ser mortales, por lo que es fundamental una temperatura ambiente correcta, esto es, no menos de 30ºC durante los primeros 8 días, y luego una estabilización progresiva hasta los 23ºC hasta la cuarta semana de vida.

 

Hipoglucemia

Deshidratación e hipotermia son también dos de los síntomas que aglutina la hipoglucemia, cuyos casos son mucho más comunes en camadas numerosas y madres fallecidas durante el parto y/o de escasa leche. Si no se aplica bien el tratamiento (y consiste en fluidoterapia y lactancia artificial, entre otras cosas), no sólo se arriesga la vida del animal, sino que en caso de sobrevivir, puede acabar con las defensas muy debilitadas, de manera que cualquier otra enfermedad en el futuro pueda resultar fatal.

 

– Malformaciones congénitas

Hablar de enfermedades congénitas es hacerlo de todas aquellas (no necesariamente heredadas) que puedan provenir de medicamentos o antiparasitarios consumidos por la madre durante la gestación, o de una mala alimentación llevada a cabo durante la misma, que desemboca en problemas físicos de diversa índole para el cachorro, bien sea un paladar hendido, diabetes, el síndrome del cachorro nadador o el anasarca.

 

– Enfermedades heredadas de la madre

Hasta ahora hemos visto todo aquéllo que le puede suceder a un cachorro recién alumbrado, pero hemos dejado para el final los males que se deriven directamente de su madre. Síndrome hemorrágico, infecciones bacterianas, síndrome de la leche tóxica, oftalmia y piodermitis neonatales, lesiones producidas por la propia madre o la onfalitis neonatal (entrada de bacterias a través del ombligo, si no es tratado inmediatamente) son sólo algunas de las muchas amenazas a las que está sujeto un animal desde su primer segundo de vida, por lo que una vez más, queda sobradamente demostrada la necesidad de un profesional en la asistencia del parto. De especial gravedad es la septicemia bacteriana neonatal, enfermedad de rápida propagación que acaba deviniendo en la muerte si no es tratada rápida y eficazmente a través del uso de sondas, determinados antibióticos, fluidoterapia, etcétera. Se trata de una enfermedad que se deriva desde una situación de estrés a la que pueda haber estado sometida la madre, a una mala alimentación sustitutoria o un peso inferior a la media en el recién nacido. Y es muy difícil de descubrir, debido a la velocidad con la que actúa, y a que los principales síntomas son relativamente genéricos: diarreas, poco peso, dolor abdominal, temblor en las extremidades, falta de apetito… En definitiva, queda claro que uno no puede hacerse criador de la noche a la mañana. Tener una camada de cachorros exige la profesionalidad de la que hacen gala los veterinarios que han estudiado una carrera en materia, a quienes acuden únicamente criadores realmente serios. Por lo tanto, es de obligación social y moral, y va a ser por su propio bien, que antes de adquirir una mascota, el interesado se asegure sin margen de error de que el criador al que acude es un profesional serio y contrastado. 

 

Artículo publicado por cortesía de mundoAnimalia.com

 

Hipotermia Un cachorro recién nacido pasa por un proceso de aproximadamente un mes de duración hasta alcanzar la temperatura corporal adecuada. Durante ese periodo están expuestos a enfriamientos excesivos (en especial en camadas pequeñas), hipotermias que pueden llegar a ser mortales, por lo que es fundamental una temperatura ambiente correcta, esto es, no menos de 30ºC durante los primeros 8 días, y luego una estabilización progresiva hasta los 23ºC hasta la cuarta semana de vida. Hipoglucemia Deshidratación e hipotermia son también dos de los síntomas que aglutina la hipoglucemia, cuyos casos son mucho más comunes en camadas numerosas y madres fallecidas durante el parto y/o de escasa leche. Si no se aplica bien el tratamiento (y consiste en fluidoterapia y lactancia artificial, entre otras cosas), no sólo se arriesga la vida del animal, sino que en caso de sobrevivir, puede acabar con las defensas muy debilitadas, de manera que cualquier otra enfermedad en el futuro pueda resultar fatal. Malformaciones congénitas Hablar de enfermedades congénitas es hacerlo de todas aquellas (no necesariamente heredadas) que puedan provenir de medicamentos o antiparasitarios consumidos por la madre durante la gestación, o de una mala alimentación llevada a cabo durante la misma, que desemboca en problemas físicos de diversa índole para el cachorro, bien sea un paladar hendido, diabetes, el síndrome del cachorro nadador o el anasarca. Enfermedades heredadas de la madre Hasta ahora hemos visto todo aquéllo que le puede suceder a un cachorro recién alumbrado, pero hemos dejado para el final los males que se deriven directamente de su madre. Síndrome hemorrágico, infecciones bacterianas, síndrome de la leche tóxica, oftalmia y piodermitis neonatales, lesiones producidas por la propia madre o la onfalitis neonatal (entrada de bacterias a través del ombligo, si no es tratado inmediatamente) son sólo algunas de las muchas amenazas a las que está sujeto un animal desde su primer segundo de vida, por lo que una vez más, queda sobradamente demostrada la necesidad de un profesional en la asistencia del parto. De especial gravedad es la septicemia bacteriana neonatal, enfermedad de rápida propagación que acaba deviniendo en la muerte si no es tratada rápida y eficazmente a través del uso de sondas, determinados antibióticos, fluidoterapia, etcétera. Se trata de una enfermedad que se deriva desde una situación de estrés a la que pueda haber estado sometida la madre, a una mala alimentación sustitutoria o un peso inferior a la media en el recién nacido. Y es muy difícil de descubrir, debido a la velocidad con la que actúa, y a que los principales síntomas son relativamente genéricos: diarreas, poco peso, dolor abdominal, temblor en las extremidades, falta de apetito… En definitiva, queda claro que uno no puede hacerse criador de la noche a la mañana. Tener una camada de cachorros exige la profesionalidad de la que hacen gala los veterinarios que han estudiado una carrera en materia, a quienes acuden únicamente criadores realmente serios. Por lo tanto, es de obligación social y moral, y va a ser por su propio bien, que antes de adquirir una mascota, el interesado se asegure sin margen de error de que el criador al que acude es un profesional serio y contrastado. 

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